Es la ausencia de cristalino. Normalmente es consecuencia de una extracción quirúrgica, por haberse desarrollado en él una catarata.
En muy contadas ocasiones se ha descubierto que la afaquia puede tener un origen congénito, es decir, que esta enfermedad se ha producido durante el desarrollo del embrión.
En la mayoría de los casos, la afaquia aparece como consecuencia de haber sufrido una operación quirúrgica, más concretamente una intervención de cataratas.
Hay que recordar que la catarata no es otra cosa que la pérdida de transparencia del cristalino, la lente natural del ojo humano se nubla afectando a la visión.
En la operación de cataratas el especialista procede a la extirpación del cristalino y lo sustituye por una lente intraocular.
Cuando el cristalino no puede sustituirse, debido a problemas fisiológicos del ojo o que éste rechaza el implante de la lente, se produce la causa más común de la afaquia.