El glaucoma es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por el daño en el nervio óptico secundario provocado, en un alto porcentaje de los casos, por el aumento de la presión intraocular.
El deterioro progresivo de las fibras del nervio suele conducir a la pérdida del campo visual y, en las situaciones más graves, a la ceguera.
Entre las principales causas está que el paciente sufra una presión intraocular (PIO) elevada, aunque en la aparición de esta patología ocular también pueden intervenir otros factores.
De hecho, las personas con mayor riesgo de padecer glaucoma son los pacientes mayores de 60 años, los parientes de pacientes con glaucoma, las personas diabéticas, los pacientes que toman esteroides de manera prolongada y las personas con presión intraocular elevada (hipertensos oculares).
Para entender el proceso de aparición del glaucoma resulta esencial conocer el funcionamiento del sistema visual.
La cámara anterior y la cámara posterior del ojo son dos espacios separados por el iris y conectados por la pupila que están llenos de un líquido transparente denominado humor acuoso.
El equilibrio entre la producción y la eliminación del humor acuoso determina que la presión intraocular se mantenga dentro de los límites adecuados, que los especialistas suelen estimar entre 12 y 21 milímetros de mercurio (mmHg).
En la mayor parte de los casos de glaucoma, el sistema de drenaje del ojo no funciona correctamente y el exceso de humor acuoso no se elimina adecuadamente, lo que provoca que el aumento de la presión intraocular que daña el nervio óptico llevando a la pérdida de la visión.
Las formas más comunes de glaucoma no suelen presentar síntomas, ya que la pérdida de visión se produce de forma muy lenta y suele afectar primero a la visión periférica (lateral).
En las variedades menos frecuentes de glaucoma los síntomas pueden llegar a ser severos e incluyen:
· Visión borrosa
· Dolor de ojos y dolor de cabeza
· Náuseas y vómitos
· Aparición de halos alrededor de las luces brillantes
· Pérdida repentina de la visión
La ausencia de síntomas previos asociados en los pacientes de glaucoma lleva a que los especialistas recomienden revisiones periódicas con mediciones de la presión intraocular, en especial entre los pacientes que se encuentren en grupos de riesgo.
La pérdida de visión provocada por el glaucoma es irreversible en la mayor parte de los casos, pero si la enfermedad se detecta a tiempo y se siguen las pautas del especialista se puede llegar a frenar esa pérdida visual.
Con información de… https://bit.ly/2S18qqd