Esta enfermedad se encuentra en la lista de enfermedades oftalmológicas más raras,este padecimiento ataca y afecta de manera directa a la retina originando una degeneración precoz de la misma, ocasionando una serie de problemas en la visión; esta es una forma hereditaria muy común de la degeneración macular juvenil.
Por igual se ve afectada la Macula la cual es parte de la retina encargada nuestra visión central la cual empleamos para leer, mirar la televisión y reconocer las caras. La disminución de la vista que avanza paulatinamente relacionada con la enfermedad de Stargardt se ocasiona debido a la muerte de las células foto receptoras que con sensibles a luz las cuales se ubican en la Macula.
Stargardt es un padecimiento o enfermedad genética hereditaria. En su mayoría de casos estudiados es transmitida por medio de un gen recesivo. Esto quiere decir que debe ser heredado por ambos padres. Si fuera ese el caso donde los dos padres tienen ese gen existe una posibilidad del 25% de tener un hijo afectado por la enfermedad de Stargardt. La persona que hereda el gen de un solo padre o progenitor puede ser portador, pero no afectarse por la enfermedad.
Con generalidad la enfermedad es diagnosticada en pacientes que son menores de veinte años durante el proceso de infancia y adolescencia, aunque la perdida de la visión podría no hacerse notar hasta los 30 o 40 años. Por lo general esta enfermedad tiene su desarrollo en la niñez o juventud donde el paciente expresa dificultad para leer o reconocer detalles finos y gradualmente notara algunas zonas grises o oscuras sin visión en la zona central de nuestro campo visual, la visión periférica casi nunca se ve comprometida, pero puede existir problemas en la percepción de colores durante el avance del padecimiento.
El avance de la enfermedad dependerá del organismo de la persona afectada, en algunos pacientes el progreso es lento y posterior mas veloz y se llega a estabilizar.
Para su diagnóstico re requiere un examen oftalmológico completo con estudios como retinografía, una tomografía óptica, autofluorescencia y en algunos casos una microperimetría. Y aunque en la actualidad no existe ningún tipo de cura o tratamiento lo mejor es consultar a un oftalmólogo especialista.